Tomy Escribano, experto en nenúfares: “Monet ha sido un gran embajador de estas plantas y su jardín es un lugar de culto para miles de turistas”
Este tripulante de vuelo explica que lleva 40 años cultivando distintas variedades de nenúfares y afirma que todos podemos cultivar un nenúfar si tenemos un lugar donde reciba al menos cinco horas de sol directo y un barreño con agua hasta arriba
No siempre se piensa en las plantas acuáticas a la hora de crear un jardín. Y menos aún se las tiene en cuenta para crecer en una simple terraza soleada. Tomy Escribano, tripulante de vuelo, compaginó durante más de treinta años su trabajo con la pasión por los nenúfares y otras plantas acuáticas. Ahora, este experto cultivador dedica todo su tiempo a coleccionar, hibridar y divulgar de forma exquisita el apasionante mundo lleno de belleza de los nenúfares.
PREGUNTA. A nivel estético, ¿qué lugar ocupa el agua en el jardín?
RESPUESTA. El agua en los jardines puede ser un inigualable recurso estético. No hay especialistas en paisajismo acuático y eso es algo que me propuse cambiar. Mi sorpresa fue mayúscula cuando me di cuenta de que hay mucho interés en las plantas acuáticas y, desgraciadamente, muchos falsos mitos. Un estanque bien diseñado es fácil que se convierta en el centro focal del jardín, y me alegra mucho que algunos paisajistas comiencen a perder el miedo a utilizarlos.
P. ¿Y opina que las plantas acuáticas de esos estanques se cultivan bien?
R. Me da mucha pena ver estanques de jardines importantes totalmente descuidados, con nenúfares hacinados, que estiran sus hojas luchando por la luz, llegando a tapar las escasas flores. La mayoría nunca han sido fertilizadas ni podadas.
P. ¿De dónde proviene su especialización con estas plantas?
R. Desde muy pequeño sentí una gran atracción por el agua. Recuerdo con cariño mi infancia en Los Llanos de Tormes, un pequeño pueblo de Ávila. Allá, el río Tormes rebosa de vida y me fascinaban las ranas, los peces… Mi abuelo Marcelino siempre tenía alguna historia interesante sobre las plantas y yo jugaba experimentando con los geranios de mi madre, haciéndoles injertos imposibles y demás barbaridades.
P. Y, entre todas esas plantas, andaban los nenúfares.
R. En mi adolescencia mis padres compraron un chalet y allí había un estanque de hormigón abandonado. Estaba agrietado y lo arreglé. Después del momento siempre mágico de llenarlo de agua, lo siguiente fue buscar una pareja de carpas japonesas y dos nenúfares. De eso hace ya 40 años y aún hoy conservo uno de esos nenúfares con vida. Se trata de Nymphaea ‘Marliacea Rosea’. Hoy en día hay cultivares mucho más bonitos, pero me hace ilusión conservarlo.
P. ¿Mantuvo desde entonces esa curiosidad por los nenúfares?
R. Hace cuestión de unos 15 años, durante uno de mis muchos viajes de trabajo, se despertó mi pasión por las variedades de nenúfares tropicales a raíz de conocer a Miguel Castillo, profesor y biólogo del Jardín Botánico de Caracas. Jamás vi ninguna colección acuática tan bonita como lo que Miguel cultivaba allí, con mucho amor y muy pocos medios materiales. Comenzó así mi voluntariado con ese jardín botánico, aunque luego vendrían otros muchos más.
P. ¿Hay algún país que destaque en el cultivo de nenúfares?
R. Francia fue la cuna de los cultivares de nenúfares como planta ornamental. Latour Marliac fue un genio, que, usando especies botánicas, logró preciosas nuevas variedades que aún hoy se venden. En otros países, como Estados Unidos, personas como Kirk Strawn siguieron su camino, desarrollando nuevas variedades maravillosas. Y desde hace unas décadas, en Tailandia numerosos agricultores cambiaron el cultivo de arroz por el de nenúfares. Con agua abundante y clima tropical todo el año, logran varias cosechas y están arrasando en los concursos con sus nuevas variedades.
P. Ya que habla de Francia, la estética del jardín y los cuadros de Monet han hecho mucho por el amor hacia estas plantas.
R. Sin duda, Monet ha sido un gran embajador de estas plantas y su jardín francés en Giverny es un lugar de culto para miles de turistas cada año. Es difícil encontrar a alguien que no se quede embobado viendo uno de esos bucólicos estanques.
P. Pero el amor por los nenúfares viene desde muy antiguo…
R. Sí, han sido importantes en la cultura humana. Los nenúfares han sido venerados por diversas culturas a lo largo de la historia y son un motivo recurrente en el arte y la literatura. Ya los antiguos egipcios adoraban estas plantas, asociándolos con la creación y la resurrección. Se conservan aún numerosos bajo relieves, papiros y esculturas donde se representan, como el famoso Nymphaea caerulea, el mal llamado “loto azul” del Nilo, aunque realmente se trate de una bella especie tropical de nenúfar blanco, ligeramente azulado. Hay descritos rituales donde se maceraban algunas de sus flores en vino con efectos supuestamente vigorizantes.
P. Se piensa que los nenúfares solo se pueden cultivar si tenemos un jardín con un estanque.
R. Es un mito falso que he querido romper desde hace años, ya que existen todo tipo de plantas y nenúfares de tamaño más pequeño o que por sus características crecen perfectamente en barreños y contenedores de tamaño reducido.
P. ¿Qué condiciones necesitamos para cultivar un nenúfar en la terraza?
R. Verdaderamente, todos podemos cultivar un nenúfar si tenemos un lugar donde reciba al menos cinco horas de sol directo y un barreño con agua hasta arriba. Así de sencillo. Hay cultivares enanos como Nymphaea pygmaea ´Helvola´y algunos lotos (Nelumbo cv.) que se pueden cultivar hasta en tazones o palanganas. Hay otros de porte mediano, como la práctica totalidad de variedades tropicales como ´Tina´, ‘Doris Holt´, ‘Purple Joy’, ‘Innocence’, ´Lindsey Woods’, ‘Islamorada’, etcétera. Sin embargo, mi preferido es otro nenúfar tropical que se adapta a cualquier profundidad y que se llama ‘Rhonda Kay’. Sus flores azuladas destacan por la altura y ninguno da tantas flores en un verano. Si no le falta fertilizante, puede dar una flor nueva cada día en un barreño y a menudo son muchas más. En los últimos 20 años se han desarrollado maravillas tanto rústicas como tropicales, que van llegando al mercado muy despacio, pero sin duda permiten tener flores espectaculares en cualquier lugar de España.
P. ¿Qué otros cuidados necesitan para cultivarlos en una terraza, aparte de ese mínimo de horas de sol que menciona?
R. Con respecto al agua, a los nenúfares el pH del agua no les importa demasiado. El agua del grifo es perfecta, aunque si tienes peces —que son siempre necesarios para evitar mosquitos—, debes añadir como mucho un 20% o dejar evaporar el cloro un día antes. Con relación al abonado, son muy apropiados los de liberación controlada. Si tienen una riqueza mayor de potasio, las plantas darán más flores. Fertilizaremos siempre en el fondo de cada maceta para que sea la planta la que lo reciba, y no las posibles algas que pueden estar presentes.
P. ¿Y qué mantenimiento diario habría que darles?
R. Retirar las hojas amarillas, feas y también las flores ya pasadas. Así lograremos que la planta dé más flores. Existen tintes negros, totalmente inocuos, para estanques ornamentales que ayudan mucho a evitar a las molestas algas filamentosas.
P. ¿Dónde podemos aprender más de su pasión por estas plantas?
R. A través de mi cuenta de Instagram se pueden ver muchos videos cortos e incluso algunas de mis clases magistrales que retransmito los domingos desde mi colección en Desert City, un vivero especializado en plantas xerofíticas.
P. ¿Y algún libro de referencia que pueda recomendar?
Mis libros de cabecera están en otros idiomas, pero a mí me gustaría conseguir escribir mi propio libro, donde pueda explicar todo lo que grandes maestros me enseñaron. Como todavía no tengo editorial, mientras tanto seguiré divulgando mi pasión por los nenúfares en las redes sociales y hablando de paisajismo acuático.
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