Cáncer, adicción al sexo y abortos, las barreras que han superado Hugh Jackman y su esposa
El actor agradece a la productora Deborra Lee Furness formar parte de su vida: “Desde casi el momento en que nos conocimos, supe que nuestro destino era estar juntos”
Lo suyo fue un amor a primera vista de manual allá por los años noventa y ahora celebran sus bodas de plata convertidos en una de las parejas más consolidadas de Hollywood, que ya tiene mérito. Hugh Jackman y Deborra-Lee Furness cumplen 25 años casados y el actor de Lobezno ha querido rendir un pequeño homenaje a su esposa a través de una romántica publicación en Instagram. “Estar casado contigo, Deb, es tan natural como respirar”, comienza el texto, que acompaña de unas fotos inéditas de su boda. Él con un traje negro, camisa blanca y unas diminutas gafas. Ella con un enorme ramo de flores, gargantilla de perlas y un gran recogido. “Desde casi el momento en que nos conocimos, supe que nuestro destino era estar juntos. En nuestros 25 años, nuestro amor solo se ha hecho más profundo. La diversión, la emoción y la aventura más estimulante; el aprendizaje aún mayor. Siempre estaré agradecido de compartir nuestro amor, nuestra vida y nuestra familia juntos. No hemos hecho nada más que empezar. Deb, te quiero con todo mi corazón”, concluye.
El protagonista de X-men y la actriz y productora de cine se conocieron en 1995, cuando participaron juntos en la serie australiana Correlli. Él debutaba en la televisión y ella ya era una reconocida estrella que se había prometido a sí misma “no salir nunca más con actores”. El amor que él sintió entonces fue tal que durante un tiempo le retiró la palabra, según recordó el propio Jackman en el programa de Ellen DeGeneres. “Ella gustaba a todo el equipo, y a mí me daba tanta vergüenza que estuve sin hablarle durante una semana. Organicé una cena y la invité, bueno, a ella y a otras 20 personas. Cuando estábamos allí me dijo: ‘¿Qué te ocurre? ¿te ha molestado algo? ¿Por qué ya no me hablas?”. Llegados a este punto Jackman no tuvo más remedio que confesarle su amor a Deborra. “Mira, me gustas pero ya lo superaré”, le espetó el actor que en aquel momento tenía pareja y quiso ser honesto. Pero, para su sorpresa, la respuesta de ella fue: “Sí, tú también me gustas”.
Comenzaron a salir y solo cuatro meses después él le pidió matrimonio. Los actores australianos se casaron en Melbourne el 11 de abril de 1996. Él tenía 27 años cuando pronunció el “sí, quiero”, y ella 36. A pesar de que a los tabloides siempre les gusta resaltarlo, la diferencia de edad nunca ha supuesto un impedimento para ninguno de los dos, al contrario, es una cuestión de la que Jackman siempre ha presumido porque, ha dicho en varias ocasiones, le ha permitido trabajar su autoestima personal y también profesional. Su carrera despegó a la vez que lo hizo su matrimonio, pues fue en 1998 cuando un productor de la saga X-Men le descubrió en un teatro londinense interpretando Oklahoma!, y le propuso para interpretar al mutante de garras de adamantio y espesas patillas que le catapultó a la fama a lo largo de nueve películas y 17 años.
“El pilar de mi vida” es como describe Hugh a Deborra. Su amor por ella, suele decir, es una de las cosas más importantes y la fama, los premios, todo lo que vino después, queda en la superficie. “Debajo de todo eso, lo único que existe es un amor profundo y duradero por Deb”, le contó a People TV hace un tiempo. La diferencia de edad no ha sido lo único a lo que ha tenido que hacer frente la pareja. Jackman ha padecido varios cánceres de piel y ella ha sido siempre su mayor apoyo y la que le empujó a hablar de ello para concienciar a la sociedad. “Yo iba a la playa sin protección solar y todas las cosas que me han pasado son daños de hace 25 o 30 años”, contó en una entrevista con ICON-EL PAÍS. “Pienso que los jóvenes deben saberlo. Si ven que Lobezno lleva protección solar, igual ellos también se la ponen”, sentenció.
De lo que también ha hablado abiertamente en el pasado es de su adicción al sexo, una obsesión a la que le llevó, según su criterio, la práctica del sexo tántrico. Decidió renunciar a las clínicas y como tratamiento prefirió centrarse en su matrimonio, cuyo resultado 25 años después parece positivo.
El australiano de ascendencia inglesa es considerado por la prensa de todo el mundo como “el tipo más simpático de Hollywood”, pero eso no le ha librado ser objeto de rumores. Durante años se ha hablado de su supuesta homosexualidad, un tema que no veta en sus entrevistas. “Sabes que has triunfado cuando llegan los rumores de que eres gay”, respondió entre risas hace unos años a un periodista de The Guardian. Un sentido del humor que comparte con su esposa, pues hace apenas unos meses unas declaraciones suyas protagonizaron varios titulares. “Hugh ha sido gay durante muchos años. Yo también era gay cuando hice mi película Shame en 1988. Por eso se sorprendieron todos mucho cuando nos casamos”, bromeó la productora en una televisión australiana para luego aclarar: “Espero que la gente se dé cuenta de que todo es inventado. Son comentarios que nacen de la maldad y es mejor no hacerles caso, pero en ocasiones duelen y hacen daño”.
Ambos son muy devotos y el destino no quiso darles hijos biológicos, pero no tiraron la toalla y terminaron por adoptar. Tras dos abortos, la pareja adoptó en julio de 2000 a Oscar Maximillian y en 2005 a Ava Eliot, a quienes han preferido mantener en un discreto segundo plano. La llegada de los pequeños no solo significó una realización para la pareja sino que se transformó en una verdadera causa de vida para Deborra, que desde hace años trabaja con varias organizaciones ayudando a niños huérfanos y distintas iniciativas para promover la adopción. La pareja, además, colabora con distintas ONG vinculadas a la lucha contra el sida o la asistencia a refugiados, y Jackman es creador de la fundación Laughing Man, que comercializa café producido por campesinos de Etiopía.
Ayudar a los más necesitados es otra de las pasiones que une a la pareja, que pese a compartir profesión tienen pactado no trabajar juntos ni hacerlo al mismo tiempo. Tampoco pueden aceptar trabajos que les obliguen a estar más de dos semanas separados. Veinticinco años después no hay duda de que la estrategia ha sido todo un éxito para este longevo y enamorado matrimonio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.