Al menos 16 muertos por hambre en la ciudad siria de Madaya pese a la ayuda humanitaria
Médicos sin Fronteras denuncia que el régimen bloquea la llegada de material médico
En la cercada ciudad de Madaya, a 25 kilómetros al noroeste de Damasco, el hambre sustituye a las balas. Al menos 16 personas han fallecido por la falta de alimentos y medicinas desde que hace dos semanas entrara el último convoy de ayuda humanitaria en la población, según Médicos sin Fronteras (MSF). El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos eleva a 18 la cifra de víctimas, entre ellas dos menores y cuatro mujeres. El cerco impuesto por las tropas regulares sirias y efectivos de la milicia-partido libanesa Hezbolá a Madaya dura ya siete meses y tiene su réplica en una docena de localidades sirias bajo control tanto rebelde como de leales a Bachar el Asad.
El director de operaciones de MSF, Brice de le Vingne, señaló el viernes en un comunicado que "es totalmente inaceptable que la gente continúe muriendo de hambre y que los casos médicos graves permanezcan en la ciudad cuando deberían haber sido evacuados hace semanas". Según esta organización, se estima que hay unos 320 enfermos por desnutrición, de los que 33 están graves, en Madaya, cuya población es actualmente de unos 20.000 habitantes.
A principios de enero, tres caravanas, organizadas por la ONU, la Media Luna Roja Siria y el Comité Internacional de la Cruz Roja, entraron en Madaya para repartir ayuda. "MSF tiene informes médicos claros que indican que 46 personas han muerto de inanición en Madaya desde el pasado 1 de diciembre", ha abundado este sábado la organización, que teme que el número de víctimas sea mayor. La ONG acusa a las fuerzas de El Asad de "continuar el bloqueo al aprovisionamiento de material médido y medicinas indispensables".
"Es necesaria inmediatamente una presencia médica permanente e independiente en Madaya, ya que pensamos que la situación se va a agravar con un acceso tan limitado a la población que precisa de asistencia", ha reclamado Brice de le Vingne.
“Hay 16 muertos por desnutrición o bien por falta de medicación”, confirma por teléfono el doctor Mohamad Youssef desde Madaya. “Tenemos entre unos 400 y 500 casos médicos graves para evacuar ante la falta tanto de médicos como de medicación”, añade. Tan solo cinco casos críticos fueron evacuados con el último convoy humanitario.
Madaya está lejos de ser una excepción en un país en guerra desde hace casi cinco años. Hay otras muchas poblaciones en las que se muere literalmente de hambre. Según Naciones Unidas, cerca de 400.000 personas de 15 localidades cercadas no tienen acceso a la ayuda que necesitan para salvar sus vidas. Cifras que Médicos Sin Fronteras eleva a entre 1,5 y 2 millones de personas. Los organismos internacionales llaman al levantamiento inmediato de los cercos, o en su defecto al acceso continuado de la ayuda humanitaria. “Se han aprobado futuras distribuciones de alimentos pero seguimos trabajando en la parte logística”, asegura al teléfono desde Damasco Finne Lucey, miembro del equipo del Programa Mundial de Alimentos.
Los 25.000 vecinos chiíes de Foua y Kafraya, apostados en la norteña provincial de Idlib, permanecen asediados desde hace un año por las facciones rebeldes. Las localidad de Moadimiya, en la periferia damasquina, vive la misma suerte bajo el asedio de las tropas regulares. Según activistas de la zona, medio centenar de civiles ha muerto por inanición en las cuatro barriadas aún bajo control del régimen en la norteña capital de provincia Deir Ezzor. Allí, el Estado Islámico (ISIS por sus siglas en inglés) mantiene cercadas a 250.000 personas.
La práctica del asedio sobre ciudades como Madaya se expande en el conflicto sirio. En el contexto bélico, Madaya forma parte de un acuerdo entre rebeldes y el régimen bautizado como las “cuatro ciudades sirias”. El pasado mes se llevaba a cabo una evacuación de 500 personas entre las dos localidades cercadas por el régimen y las dos sitiadas por rebeldes. Las infructuosas negociaciones para cerrar una segunda fase del acuerdo mantienen en jaque a las cuatro poblaciones.
El levantamiento de los cercos se ha convertido en uno de los principales requisitos de la oposición siria, y motivo del boicot inicial a las negociaciones de paz en Ginebra.
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