Salgado Macedonio, el candidato al que llaman El Toro sin cerca
Las acusaciones de violación cercan al aspirante a la gubernatura de Guerrero por Morena, que siempre ha presumido de ser “incorregible” y embestir a quien le ponga freno
A Salgado Macedonio le apodan El toro sin cerca. Impredecible, bravo y dispuesto a embestir, el político afronta estos días una de sus faenas más complicadas, justo cuando está a punto de alcanzar el único cargo político que se le ha resistido hasta ahora: la gubernatura de Guerrero. Por ella peleará en junio, pero la precampaña se ha convertido en una tormenta política que quizá no frene el impulso que este hombre atesora en su tierra, pero sí está moviendo los cimientos del partido que lo apoya, Morena, el del presidente Andrés Manuel López Obrador. Tres mujeres han denunciado a Salgado Macedonio por violación. Una afirma haber sido abusada en 1998 cuando era menor de edad; otra denunció ante la Fiscalía de Guerrero en 2017, cuando el político era director del periódico La Jornada de Guerrero y un tercer caso fue presentado ante la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena. “Me quitó el top con fuerza, me puso la mano sobre el cuello, me violó y con los pantalones abajo y todo sudoroso buscó su cartera, sacó 100 pesos y me los aventó en la cara como si fuera basura”, contaba a EL PAÍS una de las mujeres. Además, al menos otras tres mujeres acusan al precandidato de abuso y acoso sexual. Pese a las denuncias y con el apoyo del presidente, El Toro sigue en pie.
Félix Salgado Macedonio (Pungarabato, Guerrero, 1957) ha sido diputado, dos veces candidato a gobernador de Guerrero por el PRD, senador y alcalde de Acapulco. Fue en ese partido, el PRD, donde conoció al presidente y donde militaron por casi tres décadas. Durante los últimos 32 años, ha amasado un gran poder en Guerrero. Ni las protestas dentro de Morena ni en las calles parecen afectarle. Pero, en medio de la tormenta, es el apoyo del presidente desde Palacio Nacional lo que le mantiene en pie.
Andrés Manuel López Obrador ha restado importancia a las denuncias que hay contra su candidato y las ha calificado como “producto de los tiempos electorales” y “politiquería”. Para López Obrador su candidatura es inamovible porque, según él, es el aspirante con más respaldo interno después de realizar una serie de encuestas a militantes locales. “Hay una campaña de linchamiento mediático”, aseguró el mandatario. Se le cuestionó por las víctimas, por la impunidad, por la violencia contra las mujeres y le preguntaron tres veces esta semana sobre el caso del aspirante en Guerrero en su conferencia matutina diaria. La defensa fue franca: Salgado Macedonio será candidato hasta que un tribunal demuestre su culpabilidad. Un 99% de los delitos por violencia sexual no se castiga en México. “Como líder de la mayoría, siempre tengo que cuidar a los nuestros y tú eres uno de los nuestros”, afirmó Ricardo Monreal, líder de Morena en el Senado, en defensa del político guerrerense.
No es la primera vez que López Obrador defiende al senador hasta las últimas consecuencias. En 1999, cuando era presidente del PRD, llegó a tomarle protesta en el zócalo de Chilpancingo, la capital de Guerrero, como “gobernador moral”, argumentando que hubo fraude electoral. A Félix Salgado se le escapó la silla en esa ocasión solo por 14.500 votos de diferencia con René Juárez del PRI. “Salgado siempre ha sido de los seguidores de López Obrador y se ha manifestado muy lopezobradorista desde que creó Morena. Llegó a grabarle una canción en su honor y eso a Andrés le gusta mucho. Le gusta que le rindan pleitesía”, dice un compañero de partido. “No me rajo ni traiciono, soy el peje de Tabasco, a mis enemigos los perdono, pero lo que hicieron es un asco”, cantaba Salgado Macedonio en ‘La cumbia del Peje’ que le compuso a López Obrador en 2012, la última elección que perdió el ahora presidente de México.
Afín a las corrientes más radicales dentro del PRD, los que conocen a Salgado Macedonio lo califican como maximalista y provocador. Él prefiere considerarse un “luchador social”, como ha afirmado en numerosas ocasiones. Ingeniero agrónomo y periodista de profesión, fue líder del Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa (SNR) y dueño del periódico Acción a finales de los 80. Por aquel entonces, Salgado Macedonio compaginó su carrera como reportero con el comienzo en la política. En las elecciones de 1988 se presentó como diputado federal por Iguala por el Frente Democrático Nacional (FDN) de Cuauhtémoc Cárdenas. El 26 de agosto de 1988 Salgado Macedonio irrumpió en la Cámara de Diputados con 31 años y denunció fraude electoral en su contra por parte del PRI. Para demostrarlo, vació tres costales de abono llenos de boletas electorales semiquemadas con su nombre. Después de eso, Carlos Salinas de Gortari le apodó “el diputado costales”. La Cámara baja reconoció la victoria de Salgado Macedonio y le entregó su primera diputación. El propio Salgado reconoció que ahí ganó “su primera batalla contra los poderosos”. Sigue utilizando la foto de aquel día como perfil de sus redes sociales y como argumentario de su campaña política. Había nacido uno de los cuadros del partido con mayor peso en Guerrero.
Durante los años 90, participó en varias protestas sociales y tomas de carreteras, aeropuertos y Ayuntamientos. También fueron años de disputas internas dentro de los diferentes grupos del PRD. En 1992 fue elegido líder estatal del PRD en Guerrero y en 1993 se presentó por primera vez como candidato a gobernador. En 1999 volvió a intentarlo sin éxito, mientras, como senador (1994-2000) su carrera siguió plagada de escándalos y se hizo conocido por llegar a las sesiones parlamentarias vestido de cuero y montado en su moto, a la que llamaba “Armadillo”. En 2001, ya como diputado, protagonizó una película autobiográfica: Guerrero. Durante su faceta artística grabó varios discos de baladas. En 2000, la televisión lo captaba aparentemente borracho y peleándose con policías en la calle. “Yo tengo más negativos que positivos. Yo sé que no estoy compitiendo para cardenal, ni tampoco soy santo. Soy incorregible”, decía en otra ocasión.
Entre 2005 y 2008, cuando fue alcalde de Acapulco, las cifras de violencia se dispararon en la ciudad. Se dijo entonces que había una lucha por el control de la plaza entre el cártel de los Beltrán Leyva y Los Zetas. Édgar Valdez Villarreal La Barbie, jefe de los Beltrán Leyva en Acapulco, controlaba a la Policía municipal y tenía en nómina a las autoridades municipales, de acuerdo con documentos de la Procuraduría General de la República y dos investigaciones judiciales en Estados Unidos, según la periodista Anabel Hernández. El puerto de Acapulco se convirtió en uno de los principales puntos del trasiego de cocaína desde Colombia. Durante aquella época de terror, los decapitados en las calles, las balaceras y las extorsiones dieron el tiro de gracia a uno de los destinos turísticos más importantes de México.
En medio de los discos, las películas y sus acaloradas intervenciones parlamentarias, sus compañeros de partido lo recuerdan como alguien “mujeriego”, “jacarandoso” y “bromista”. Carismático entre sus correligionarios y fuertemente criticado por sus rivales, en 2019 fue captado llevando un reloj de más de 200.000 pesos (9.700 dólares) durante una sesión del Senado. “La fama es mala. Muy mala”, decía sobre sí mismo, “mujeriego, parrandero, jugador, borracho”. Lo que en los 90 se veían como las aventuras de un diputado desfachatado, hoy tiene una lectura completamente diferente. La explosión del movimiento feminista en México ha impulsado varias denuncias de exempleadas, compañeras de partido y militantes que han acusado al político por abusos sexuales. Salgado Macedonio nunca ha enfrentado consecuencias tras los señalamientos.
“Es un cacique con mucho poder y mucha capacidad de movilizar a la gente”, dice una fuente del partido. En mitad del escándalo, la respuesta de Salgado Macedonio ha sido contestar a las protestas feministas con muestras de apoyo de sus seguidores, especialmente mujeres: “Soy mujer y creo en Félix Salgado Macedonio”, repiten quienes le apoyan. El precandidato, nacido en el pueblo de Las Querendas, es de origen humilde y ha proyectado su carrera como un político cercano a los pobres, algo que López Obrador aprecia y defiende. “En el cálculo del presidente, el costo político de sostenerlo es menor a la lealtad que le ha demostrado Félix Salgado”, dice la fuente. “Cuanto más se empeñe el movimiento feminista en exigir su renuncia, más se empeñará López Obrador en defenderlo”.
Es en ellas, en las feministas, donde Salgado Macedonio ha topado con un muro inesperado. Grupos de mujeres han protestado a diario contra él en las calles de Chilpancingo y la Ciudad de México. Lanzaron bombas molotov contra la casa de campaña del precandidato y han tratado de impugnar su inscripción en el Instituto Electoral de Guerrero. Más de un centenar de legisladoras de Morena, entre ellas senadoras y diputadas, enviaron una carta a la dirigencia del partido para exigir que se retire la candidatura de Salgado Macedonio. “No seremos nosotras quienes salgamos a defender lo indefendible cuando busquemos el voto”, señalan en el documento. La propia secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ha afirmado en público que un candidato con esas acusaciones, “no puede ser predilecto para un partido político” y solicitado a quienes competa, probar que “la transformación hacia un México más solidario” y sin violencias es una realidad.
Ahora ha optado por guardar silencio, aunque su actitud de resistencia, de no abandonar la candidatura sigue haciendo buena aquella frase con la que retaba las críticas de sus detractores políticos años atrás: “Yo así soy, soy incorregible, soy impredecible, todo lo que digan de mí es cierto”.
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