“Las 251 diputadas no están dando la cara por las mujeres”: el intento frustrado por levantar un bloque feminista contra Cuauhtémoc Blanco
Parlamentarias de Morena y la oposición buscaron armar una mayoría para retirar el fuero al exgobernador de Morelos, acusado de intentar violar a su hermanastra. El oficialismo, el PRI y el Verde terminaron blindando a Blanco


“¡No estás solo! ¡No estás solo!, retumbó en el salón de plenos de la Cámara de Diputados. El grito símbolo de la lucha feminista, adaptado para la ocasión, buscaba apagar otro: “¡Violentador!” ¡Violentador! Ambas arengas resonaban simultáneamente en las dos alas del recinto legislativo y tenían un mismo destinatario, Cuauhtémoc Blanco, el exgobernador y diputado federal de Morena acusado por su hermanastra de intento de violación. El exfutbolista consiguió el cobijo que la mayoría de su bancada, pese a la indignación de un puñado de diputadas guinda que decidieron no replegarse y votar en otra dirección. “No nos van a doblar”, decían. La frase fue tan efímera como el incipiente intento de crear un frente feminista que trascendiera los colores partidistas para llevar a juicio a Blanco y retirarle el beneficio del fuero. El pleno, de mayoría oficialista, ha rechazado definitivamente la solicitud de desafuero de la Fiscalía General de Justicia de Morelos. El argumento se ha sostenido en presuntas inconsistencias en la integración de la carpeta de investigación.
“Somos 251″. La frase se leía en los carteles que un puñado de legisladoras de Morena, del PT, PVEM, PAN y de Movimiento Ciudadano sostuvieron durante las dos horas y media que duró el insólito debate. “A las que dicen que esta legislatura es de la paridad, pido al Canal del Congreso que quite esa narrativa, porque aquí las 251 mujeres no están dando la cara por las mujeres. No llegó una y llegamos todas, ese techo de cristal que dicen que se rompió, sí se rompió, pero para las mujeres de a pie, a las violentadas se les deja el piso pegajoso para que ese cristal las siga cortado”, dijo Ivonne Ortega, la única mujer coordinadora en la Cámara baja. Ortega llegó también a irrumpir en la Mesa Directiva en protesta por la participación de Blanco en tribuna y para exigir alargar el debate para la participación de las mujeres.

Los votos estaban cantados. Blanco salió cobijado de la encerrona que los integrantes de Morena sostuvieron horas antes de que iniciara la sesión de este martes. Pedro Haces, el polémico vicecoordinador morenista, escoltó a Blanco hasta el salón de plenos, hecho que en los pasillos del Congreso se interpretó como el espaldarazo de la cúpula mayoritaria. El mensaje que el oficialismo buscó posicionar fue que el voto sería libre, sin línea. La única indicación de Ricardo Monreal, el coordinador de la bancada, fue un debate de altura, sin faltas de respeto y en unidad. Tras bambalinas, algunos legisladores afirman que fueron comunicados que desde Palacio Nacional la indicación era votar a favor de desechar la solicitud de desafuero. “Hoy, más que nunca, pueblo de México, vean a las mujeres que dicen proteger a las mujeres violentadas. El pueblo las va a juzgar. Y, como dice Benito Juárez: ‘Malditos y malditas aquellas que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan’, lanzó. Margarita García, diputada del PT.
La tensión en el debate no logró inmutar a Blanco, que se mantuvo estoico en su curul, escuchando los mensajes y esperando su turno, fuera del protocolo legislativo. En la espera el exfutbolista recibía saludos y solicitudes de selfies de más de una compañera de bancada bajo los ojos insólitos de propios y extraños. La jornada parlamentaria ha colocado a Gabriela Jimenez, vicecoordinadora de Morena, cercana a la presidenta Sheinbaum e iniciadora de la incipiente rebelión que buscaba evitar que Blanco librara el desafuero, en la cuerda floja. La legisladora votó en abstención. En la misma encerrona en la que la cúpula del oficialismo cobijó a Blanco, se puso sobre la mesa su separación del cargo. Según difieren legisladores oficialistas: “La tiene con la soga en el cuello”.
El PRI ha salido a colación en la polémica. Los priistas cerraron filas para dar sus votos a favor, acompañando con ello al oficialismo. “No nos gustan los linchamientos”, deslizaba Rubén Moreira, coordinador de la bancada priista, momentos antes de la sesión. El juicio de desafuero que pesa sobre su dirigente nacional, Alejandro Alito Moreno, no ha pasado desapercibido y se ha sugerido como una moneda de cambio. “El priismo que se decía oposición, el priismo solamente representa incongruencia”, lanzó Lilia Aguilar, dipurada del PT, mientras desde sus curules legisladores emecistas aporreaban al priismo por el sentido de su voto.
El discurso político dio pie a la protesta ciudadana. “¡No nos representan! ¡No nos representan!”, se escuchó en el vestíbulo del recinto legislativo. El reclamo fue encabezado por un grupo de mujeres liderado por Yndira Sandoval, activista, defensora de los derechos de las mujeres e impulsora de la Ley 3de3 contra la violencia de género, que prohíbe ocupar cargos de representación popular o ser funcionarios públicos a quienes tengan sentencia firme por violencia familiar, delitos sexuales o sean deudores alimentarios. Las inconformes han sostenido que la tercera legislatura de la paridad ha quedado marcada con este episodio en el que “nos quisieron intercambiar como fichas de cambio, entre Alito y Cuauhtémoc Blanco estábamos las mujeres. Vergüenza les debería de dar”. Como último recurso, han amagado con escoltar a Blanco el día que decida voluntariamente presentarse ante la Fiscalía del Estado para ponerse a disposición de las indagatorias correspondientes. Eso ofreció Blanco a su bancada en la reunión a puerta cerrada que sostuvieron, en donde se escuchó por primera vez el grito: ¡No estás solo!
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