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Cumbia
Columna
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Ángel Pedraza, tu rumba frenesí es inmortal

Al frente de Grupo Kual?, elevó el estatus de culto popular de la cumbia sonidera chilanga, considerada “naca” despectivamente aún en algunos círculos, al panorama universal con millones de ‘plays’

Ángel Pedraza Becerra vocalista del Grupo Kual?, en junio 2021.
Ángel Pedraza Becerra vocalista del Grupo Kual?, en junio 2021.Cortesía

A finales de 2018 intercambié mensajes con Ángel Pedraza Becerra, el magnético fundador y vocalista del Grupo Kual? El pretexto era la escritura de un perfil de su combo, que desde el antiguo pueblo de San Juan de Aragón definía un mundo propio, barrial y salvaje, dentro del expansivo universo de la cumbia. Hacía tiempo que la gentrificación del género edulcoró a Los Ángeles Azules y, para mí, Kual? mantenía el espíritu marginal cumbiero, con su inconfundible grito de batalla “¡Abuelita, soy tu nieto, y ya llegué!”. En sus palabras, era netamente música de barrios y “la pura verdura del kaldo”.

El domingo 23 de febrero de 2025, el hijo mayor de Ángel informó en las redes sociales del grupo que el frontman falleció esa mañana a los 48 años. Sin ofrecer mayores explicaciones de las causas, su mensaje evocaba el amor hacia el humano y hacia la leyenda. “Siempre vivió como quiso, siempre luchador, carismático y para los que lo conocimos en verdad, el gánster más loco de todo San Juan de Aragón y la Costa de Oaxaca”. Recordé mi deuda, pendiente desde aquella tarde cuando, acompañado de Marisol, mi mujer, Ángel nos citó en un salón contiguo a las entrecalles de la avenida San Juan de Aragón, en la Alcaldía Gustavo Adolfo Madero, al nororiente de la Ciudad de México.

En su poema La Cumbia (1940), el poeta de la resistencia afrocolombiana Jorge Artel escribió las claves: llanto de gaitas, música de indios y negros, amalgama frenética y diabólica de sombras y de luces de esperma, que pone a cabalgar su ritmo oscuro sobre las caderas ágiles de las sensuales hembras. Resistencia. Desde entonces, la cumbia se regó en sus variantes desde la costa, selva y sabanas colombianas. México, en muchos sentidos, fue su segunda cuna, a partir de los años cuarenta con Luis Carlos Meyer, El Rey del Porro, barranquillero errante que trajo el folclor a la tierra del mambo, el huapango y el mariachi.

En los siguientes años la cumbia echó raíces profundas desde las periferias. En el sur con la chunchaca; en el norte, con la lagunera, el vallenato, la rebajada, y en el centro, con figuras como Los Gatos Negros de Tiberio, Sonora Dinamita, Playa Azul (luego Ángeles Azules), los sonideros y un clan que sería definitorio: la Dinastía Pedraza. La historia comenzó con Aurelio Pedraza Nolasco, trompetista en la Plaza de Toros y fundador de la primera banda de viento en San Juan de Aragón. En 1949, don Aurelio fue invitado por el director de cine Ismael Rodríguez para musicalizar La oveja negra, película protagonizada por Pedro Infante y Fernando Soler, que se convertiría en uno de los filmes clave de la llamada Época de Oro.

Ese momento marcó a la familia. Los hijos de don Aurelio, Alberto y Aarón, fundaron en 1977 el Super Grupo Colombia, creadores de los clásicos Corazón enamorado, Cumbia de los Estados y la Cumbia del chinito. En 1991 Ángel sustituyó a su papá Ángel en el piano del Super Grupo. A principios de los dosmiles Alberto Pedraza inició su carrera en solitario con el mega hit de la Guaracha sabrosona. Posteriormente, tíos, primos, hijos e hijas hicieron extensiva la tradición orgullosa sanjuanera con Aurelio Pedraza y su Acordeón Sabanero y el combo Kumbia Berraka.

Ángel fundó Grupo Kual? en 2001. Para poner su sello a lo que su linaje había construido en términos musicales, se empeñó en crear un sonido saturado, como las capas de bajos de un sonidero callejero, que dificultaba incluso la modulación en la mezcla final. Este estilo se caracterizó desde el inició por un raspado del güiro más grueso al que se hacía en la versión de metal de este instrumento, una conga muy marcada, caja vallenata tocada con baquetas en lugar de manos y un estilo híbrido de su acordeón entre lo colombiano y lo grupero. Además de fusionar la grasa de la cumbia con la de la guaracha y rumba cubanas.

Su primer disco, Vete (Revilla Records), llegó en 2002, con Fernando Pedraza en las percusiones, Juan Nolasco en el bajo, Zeferino Rodríguez en la caja vallenata, Richie Olvera en los timbales, Juan Valdez y Andrés Gallego en las segundas voces. Para Kual?, al igual que para la Dinastía, los DJs sonideros fungieron como sus verdaderos difusores, más que las majors o alguna compañía poderosa. Mientras la radio y la televisión les cerraban las puertas por barriobajeros, fueron haciéndose eco entre los pinchadiscos de los sonidos clásicos, y luego entre cumbiólogos “modernos”. Esta proyección vertiginosa desde el underground los llevó a Estados Unidos, donde siempre fueron bien recibidos por los paisanos en extensas giras anuales. Todo esto nos lo contaba aquel día.

Ignoro si fue por nuestra presencia o porque así lo hacía siempre. Ángel actuaba como un director de orquesta exigente, que pedía repetir las piezas, subir tonos y ajustar tiempos. Era una especie de taller y bodega, con algunos autos estacionados al fondo. Tocaron sus grandes éxitos de Maraquero, Amor regresa ya, Rumba frenesí y desde luego Las mujeres nos se acaban. En alguna pausa nos preguntó cómo sonaba y si queríamos escuchar una canción. ¡Negra, ron y velas!, le soltamos al instante. ¡Es nuestra canción favorita!, confesamos en modo grupis. Y la tocaron una, dos, tres veces. Mar y yo nos paramos a bailar.

Nos sentíamos especiales por presenciar lo que, más que un ensayo rutinario, parecía un concierto privado. Sonaban bien estructurados y no tenían temor a trepar al volumen. Al final, las compañeras de los músicos llegaron con un grupo de niños, acompañadas de un banquete compuesto de sendos ceviches, cervezas bien frías y refrescos. Luego me enteré de que Ángel era seguidor de la pesca profesional y muy conocido en los torneos de ese deporte en las costas de Oaxaca, de donde provenía parte de su familia. Comimos, reímos y hablamos de cumbia. Olvidé ponerle play a la grabadora. Luego de despedirnos, salimos muy prendidos cuando caía el atardecer, con electricidad en los cabellos, bajando por los pies.

Habíamos testificado el poder de Kual? Imposible no atender el llamado, sacar todos los pasos que te sepas. Participar de la danza negra de la tierra que la raza —como escribió Artel— grita en esos gestos eléctricos, por la contorsionada pirueta de los muslos epilépticos. Añoranza de selvas y de hogueras encendidas, que trae de los tiempos muertos un coro de voces vivas. Intuí su energía especial, misma que transmitía en cada concierto.

Ángel era un hechicero estridente al micrófono que dirigía su ceremonia con frases impregnadas de eco, saludos a personajes y barrios, remates y onomatopeyas propias del sabor cachondo y el caló ñero del chilango. ¡A wiviii! ¡Wivivi! ¡Vayaaa compaaaa! ¡Weeepppaaa! ¡Oeihehepppaaa! ¡Cómo dice que dice! ¡Owaaaaaaa! ¡Llegó papááá! ¡Vaya güera, sanjuanera, dime, cómo suena tu tamborrr! ¡Seee vaaaa! ¡Tambooo! ¡Ya me fui, fui, fuiiiiii! Mientras marcaba el crescendo con su acordeón para llegar al break en el que los timbales ceden a los mejores pasos en los círculos de baile. Grupo Kual? logró encapsular toda la potencia vital que sólo se puede experimentar en un baile sonidero en vivo, de preferencia en la calle, atascado de equipo, volumen y peligro, en un estudio de grabación.

Rumba cha-cha-cha es uno de esos himnos. Durante años se ha posicionado entre lo más escuchado en plataformas digitales. Mientras escribo esto, la canción pasó de 120 a 121 millones de plays solo en Spotify, indicador con poca importancia que refleja la transición de sus éxitos a la era del streaming, una vez validados en cientos, miles, de bailes callejeros y caseros. Su hipnotismo resume el poder de Kual?, un madrazo de sabor equilibrado con lo mejor de todas sus habilidades.

Entre el 2022 y el 2024 el grupo lanzó ocho discos de estudio, incluidos los seminales El poder de la cumbia y Los reyes de la cumbia. Internacionalizaron la cumbia y a la vez la hicieron elástica con otras tradiciones locales. Esto quedó marcado en Konexiones, donde fueron al rock, al ska, al rap, a otras cumbias y a lo ecléctico: Lila Downs, Akil Ammar, Toromata, Sekta Core, Sonido Gallo Negro y el Sonido La Changa.

Tras la noticia del fallecimiento comenzaron los homenajes y mensajes de despedida. De la Representación Cívica de la Batalla del 5 de mayo de 1852 Pueblo San Juan de Aragón, a la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM). El padre Edward Horning, figura presente en redes sociales, dedicó unas palabras el domingo 23 y una misa el lunes por la partida de Ángel en la Basílica de Guadalupe. El reconocido diácono rebelde y cumbiero de la Diócesis de San Diego, California, encomendó el alma de su amigo Ángel al Supremo. Pidió fe para seguidores y familiares. Y con su spanglish recordó las frases icónicas de Ángel, y con ellas llamó a los feligreses pensar en los dichos del Señor acerca del camino de la verdad y de la vida.

Este simbólico homenaje subraya otro aporte de Kual? El de impulsar el estatus de culto popular de la cumbia sonidera chilanga, considerada naca despectivamente aún en algunos círculos, al de culto sagrado. Descansa en poder Ángel Pedraza, tu rumba frenesí es inmortal.

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