Incursión en los paisajes de Axel Hütte
El afamado fotógrafo alemán expone en A Coruña una serie vinculada a la historia de la pintura
Las imágenes de gran formato del alemán Axel Hütte (Essen, 1951), considerado uno de los principales representantes de la fotografía de paisaje, tienen un innegable punto pictórico. Y resulta inevitable pensar en cuadros del Romanticismo o el Expresionismo, con guiños especialmente marcados a uno de sus fundadores Claude Monet, al recorrer la exposición que bajo el titulo 'Paisaje escindido' ofrece hasta el 1 de diciembre el Kiosco Alfonso en A Coruña. “Una reflexión sobre el trabajo de Hütte en relación con la historia de la pintura, una nueva forma de mirar el paisaje como género”, resume el gallego David Barro, responsable de esta muestra montada específicamente para este espacio coruñés y del libro que la completa, con un amplio ensayo sobre ese vínculo con la historia.
Árboles, horizontes abiertos o acotados en el interior de una gruta, niebla densa abrazando acantilados o delicados reflejos en el agua pueblan la mayoría de las 24 imágenes de esta exposición, capturadas a lo largo de los últimos quince años en lugares de países tan distantes como Alemania, Noruega, Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Portugal o de Aranjuez, en España.
Aunque el punto de partida del recorrido no sea un paisaje, sino paradójicamente el retrato que hizo de su amigo artista Thomas Ruff, en cuyas gafas “se puede intuir densos micropaisajes” que revelan, según Barro, “la singular manera que tiene Axel Hütte de convocar el misterio”. Porque todo en sus fotografías “permanece abierto”, precisa el comisario, “la realidad nunca se muestra completa” y convierte en tan importante lo que se puede ver como lo que no. Todo ello unido a “la escala muy cinematográfica” de esas fotografías, todas de gran tamaño salvo una, que da aún mayor sensación de “una atmósfera en suspensión”. Integrante de la generación de fotógrafos surgida de la germánica escuela de Düsseldorf y uno de los más cotizados del mundo, Hütte, que cuenta como galerista a la madrileña Helga de Alvear, nunca había viajado hasta ahora a Galicia. Discípulo de Hilla y Bernd Becher, su obra forma parte de colecciones de grandes museos, como el Centre Georges Pompidou en París, la Hamburger Kunsthalle en Alemania o el Museo Reina Sofía de Madrid.
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