Nadal, en busca de su lado salvaje
El número dos intenta recuperar un tenis "más impulsivo", "potente" y "con más intensidad de pies" como respuesta a sus dificultades para lograr golpes ganadores
Una risotada acompaña las últimas palabras de Toni Nadal: "Y esa es la razón por la que Rafael le pega tan mal a la pelota", bromea el tío y entrenador del número dos mundial para deleite del centenar de técnicos que asisten a su conferencia en el Abierto de Australia. "Mi sobrino", les cuenta antes de que el mallorquín debute esta madrugada (Canal +) ante el estadounidense Kuznetsov, "tuvo un problema en su carrera".
"Empezó en el circuito muy joven. De pequeño era un jugador muy agresivo, que acababa los golpes delante. Llegó al circuito y todos eran mayores que él. Empezó a jugar para arriba... Y esa es la razón por la que le pega tan mal a la pelota". La anécdota sigue vigente.
En las seis finales que perdió contra Novak Djokovic en 2011, Nadal sumó 127 golpes ganadores por 194 del serbio. En los tres duelos de la Copa de Maestros, 36 por los 109 de sus contrarios. Sin picante en los tiros, fue "demasiado previsible".
"Previsible", analiza Toni sobre los aspectos a mejorar en Melbourne, "es que los rivales sepan adónde vas a tirar. Repetir demasiado el mismo tiro, sin cambiar alturas, velocidades ni ritmos. Empezar siempre la jugada por el revés del contrario. La gente ya te espera", dice. "Uno de los grandes problemas a finales de 2011 es que lográbamos demasiados pocos golpes ganadores" sigue. "Casi ninguno. Eso es hacer las cosas bastante mal. Hay cosas que debemos ir cambiando, cosas básicas que se dejaron de hacer a finales del año pasado: restar mejor, decidirse a golpear antes, buscar la pelota más adelante y hacer un juego un poco más impulsivo y con más intensidad de pies. Volver a lo que hizo en 2008 y 2010".
Para buscar ese lado salvaje, Nadal ha perseverado en su faceta de tenista contracultural. En cualquier deporte, los ganadores son alérgicos a los cambios: conocido un camino para la victoria, huyen de los experimentos.
El tenis, con su delicado equilibrio de cuerdas, marcos de raqueta y sensaciones, exagera ese aspecto hasta el límite: Pete Pistol Sampras, campeón de 14 grandes, debutó y se retiró con la misma raqueta.
Nadal, no. Él ha tenido que luchar contra su rechazo a lo nuevo para atreverse a cambiar de cuerdas (2010) y dar ahora un paso radical: modificar la distribución de pesos de su raqueta. "Más importante aún. Como Rafa está buscando más potencia, nosotros hemos aumentado en siete puntos el peso que genera el movimiento de sus golpes, añadiendo tres gramos en la parte superior de la cabeza", explica Jean-Christophe Verbog, de la marca que fabrica su herramienta, que pretende así facilitarle la suma de golpes ganadores. "Es un cambio arriesgado", analiza Toni. "Rafael es maniático. Los cambios le cuestan..., pero la teoría está clara. Si no está roto, no lo toques. Si está roto, arréglalo. Estaba roto. Ahora ya no lo está. A finales de 2011 jugaba mal, con la excepción de algunos partidos del Abierto de Estados Unidos y de algunos sets de la final de la Copa Davis. Ahora se está iniciando".
"Sí", coincide su sobrino, "es un riesgo relativo, aunque si la temporada va mal será porque yo juego mal, no porque la raqueta sea distinta. Con el revés me ayuda, la pelota sale un poco más fácil. Me ayudará al servicio cuando tenga opción de entrenarlo. Con la bola alta de derecha me puede ayudar más, si cojo confianza", continúa. "Creemos que puede ser muy positivo, que me puede ayudar mucho. Le da más fuerza a los tiros, la raqueta va más rápida. Con estos cambios, pierdes un poco de control, ganas más fuerza... y, tras unos meses, sientes que esa es tu raqueta".
Nadal lleva meses a la defensiva. Pendiente de los rivales. Aprovechando sus fallos. En Melbourne, pasa al ataque.
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