‘Strike’ final y victoria para Fenati
El italiano vence una carrera vibrante y accidentada, con Miller, Márquez y Bastianini en el suelo
Las escasas 11 milésimas de segundo, menos de lo que dura un suspiro o un parpadeo, que separaron a los tres primeros clasificados daban buena cuenta de lo que fue la carrera. Pero no lo explicaban todo. Ni siquiera que hubiera que recurrir al foto finish para aclarar quién había sido el vencedor, quién el segundo y quién el tercero. La foto encumbró a Romano Fenati, el discípulo de Valentino Rossi, la gran esperanza italiana, menudo y corpulento, de cara risueña y un talento que explota los domingos de carreras. No tiene ninguna pole, pero ya suma cuatro victorias en su historial, tres de ellas este curso. Junto a él en el podio, dos supervivientes de la accidentada pelea final: Isaac Viñales y Álex Rins, que, dictaminó la dirección de carrera, empataron: cruzaron la línea de meta exactamente en el mismo instante; de modo que la segunda plaza se la dieron a Viñales por tener el giro más veloz (de entre ellos dos) a esta pista de Mugello, técnica, rápida, el escenario perfecto para una carrera tan vibrante como la de este domingo.
Pero, decíamos, la foto no lo explicaba todo. Escasos segundos antes de que estos tres magníficos pilotos cruzaran la meta hubo otros tres, igualmente excelentes, que se quedaron por el camino: el líder del Mundial, Jack Miller; uno de los aspirantes, Álex Márquez; y una de las apariciones más refrescantes de los últimos meses: el jovencísimo Bastianini. Ellos tres fueron víctimas de una última vuelta de locos. Acechaban las últimas curvas más de una decena de pilotos separados por menos de una décima de segundo.
En esas estaban cuando Masbou tomaba el interior de la curva. El movimiento pilló por sorpresa a Miller, agresivo como pocos en los compases finales de las carreras, que buscaba desesperadamente el ápice de aquel viraje, que se desestabilizó y tocó a Márquez; este, a su vez, arrastraría con ellos a Bastianini. Y los tres se rebozaron en la tierra de aquella escapatoria en la que se tornaron inútiles todos los intentos por liderar el pelotón, por calcular si sería mejor tomar la delantera o quedarse agazapado tras algún otro rival para aprovechar los rebufos de aquella larga recta al salir de la última curva. Toda estrategia quedó reducida al polvo. Y el líder del Mundial (a quien Dirección decidió imponerle dos puntos de amonestación) ya no es tan líder. Tiene a Fenati a solo cinco puntos. Y a Rins a 17.
La carrera, desde la primera a la última vuelta, fue una pelea metro a metro. El grupo, inicialmente de 20 pilotos, de 13 en los últimos giros, cambiaba de líder a cada paso por meta. Y todos comprobaron lo que ya sabían: que no valía la pena intentar tirar del pelotón porque nadie era tan superior a los demás como para ganar la distancia suficiente y porque cualquier ventaja resultaba inútil al enfilar la recta principal. Podría haber ganado cualquiera. Pero ganó Fenati. Y enloqueció Mugello, que busca nuevos héroes para perpetuar la especie.
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