Márquez, el intruso
Aunque descartado para el título, el de Honda se lleva la 'pole' y se entromete en la pelea por el título entre Rossi y Lorenzo
Quería más. Como de costumbre. Era momento de ir a por la pole y él, Marc Márquez, había escogido una estrategia a dos paradas, o sea, con tres neumáticos nuevos. El primer intento salió a pedir de boca: nuevo récord. Y con él, mantuvo a raya a Jorge Lorenzo, que amenazaba con pasarle. En el segundo se creyó capaz de ir más rápido, pero cometió un pequeño error que se lo impidió. Así que volvió a intentarlo en el tercero: “Había cometido un fallo en el cambio de dirección y se me movió de delante, pero como era la última vuelta me empeñé en hacer la curva a la misma velocidad, bueno... en realidad iba ocho kilómetros más rápido de lo normal”, reía él al recordarlo. Y, claro, acabó en el suelo. Aún así, con accidente incluido, suya fue la pole y suyo el nuevo récord de clasificación.
Márquez, aunque con opciones matemáticas, ya no opta al título de MotoGP, pero aspira a llevarse el BMW (un M6 cabrio) que el campeonato regala al piloto más rápido, al que acumula mejores resultados los sábados de clasificación –sería, por cierto, el tercer año consecutivo que se lo lleva. Y quiere, también, ganar cuantas más carreras mejor hasta final de curso. No le cuesta motivarse. Y de paso, anda entrometiéndose en la pelea por el campeonato que protagonizan los dos pilotos de Yamaha, el líder del Mundial, Valentino Rossi, y el segundo clasificado, Lorenzo. Ya ganó el de Cervera la última carrera, en Misano, aunque lo hizo merced a su acertada estrategia en una prueba marcada por un chaparrón de ida y vuelta y sendas paradas en boxes. No necesitó buscarle las cosquillas a nadie en la pista, pero si tuviera que hacerlo, no dudaría: “Yo haré mi carrera. Siempre intento dar el 100%, pero manteniendo el mínimo margen de seguridad. Si estoy muy apurado y tengo que adelantar a alguno de los que se están jugando el campeonato, me lo pensaré un poco más, pero de momento aún estoy en juego, así que tengo que arriesgar”, dice sin ruborizarse.
Si tengo que adelantar a alguno de los que se juegan el campeonato, me lo pensaré un poco más, pero yo aún estoy en juego, así que tengo que arriesgar” Marc Márquez, piloto de Honda
Así pues, Alcañiz se presupone un gran premio con tantas emociones y variables como las han tenido las últimas citas. Lorenzo, repleto de confianza, con todo en el sitio y la moto a su gusto, se ha mostrado como el piloto como mejor ritmo. “Pinta bien. Yo quiero los 25 puntos”, se atreve el mallorquín. Pero también pintaba bien en las últimas pruebas. Y falló en la gestión de la carrera, en la toma de decisiones, en los momentos críticos. Bajo la lluvia. No amenaza tormenta este domingo, pero sí se espera un descenso de las temperaturas, lo que por un lado puede ayudar, en general, a la durabilidad del neumático trasero (una de las claves de la carrera, por la elevada abrasión de este asfalto), y por otro, puede también beneficiar a Rossi, muy lejos todo el fin de semana y que confiesa estar preocupado por su ritmo, prácticamente inexistente.
Además de ser el de Alcañiz un circuito de corte mucho más adecuado para las Honda que para las Yamaha –por sus fuertes frenadas– y en el que Lorenzo cosecha mejores resultados que el italiano, al líder de MotoGP se le está atragantando el fin de semana porque con el neumático duro su moto se vuelve incontrolable –“es imprevisible en aceleración”, explica– y el compuesto medio, más blando, que resiste mejor las altas temperaturas, baja su rendimiento demasiado pronto. Cree el italiano que su estilo, algo más agresivo que el de su compañero de equipo, su estatura (182 cm) y su envergadura, también mayores, juegan en su contra cuando la durabilidad de las gomas es, como se prevé en este caso, sustancial para la carrera. De hecho, a Rossi, sexto clasificado, a más de ocho décimas de Márquez y a siete de Lorenzo, su rival real, le preocupaba poco su posición en la parrilla. “Me preocupa el ritmo. Tengo que encontrar alguna solución que me permita salvar los neumáticos en carrera”, asumía.
Eso y la poca velocidad punta de la Yamaha son sus quebraderos de cabeza. Claro que en ese caso sí está (prácticamente) en igualdad de condiciones con su compañero de taller: Lorenzo y Rossi aparecen (por ese orden) en 14ª y 15ª posición en la tabla de velocidades puntas del último libre, con 333,1 km/h de máxima para el primero y 332,3 km/h para el segundo. Bastante lejos de los 337,8 km/h de Pedrosa, tercero, a quien tampoco habría que descartar para el podio, y muy lejos de los 343,5 de la Ducati de Iannone, el más veloz. Y tercero en parrilla. “Menos mal que solo hay una recta”, resoplaba Lorenzo entre risas. Quién sabe si además de Márquez, el intruso, se suma alguno otro más a trifulca entre los Yamaha.
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