Djokovic hace suya la Catedral
El serbio resuelve ante Hurkacz (7-6(6), 7-6(6) 5-7 y 6-4), supera los 31 triunfos de Sampras y no cede en la central inglesa desde la final de 2013 frente a Murray
Las risotadas de Novak Djokovic y su camarilla mientras juegan al parchís se acaban cuando al serbio se le advierte de que la brasileña Beatriz Haddad Maia se ha retirado del duelo frente a Elena Rybakina y, por tanto, él debe saltar a la central antes de tiempo. Nole se retira las gafas de sol, se mete en el vestuario y se viste de impecable blanco –como en San Fermín, que es 10 de julio, pero sin faja y pañuelo– para festejar otro de esos logros que envuelven su fastuosa carrera. Este lunes, las nubes no descargan en Londres, pero llueven los números. Absolutamente impresionante lo del balcánico, superior al polaco Hubert Hurkacz y citado en los cuartos de Wimbledon con el ruso Andrei Rublev, clasificado la jornada previa.
“No recuerdo la última vez que me sentí tan miserable al resto. No ha sido un partido en el que haya disfrutado mucho, la verdad”, admite después de resolver (7-6(6), 7-6(6) 5-7 y 6-4, tras 3h 07m) con un pequeño sobresalto el segundo episodio del encuentro con Hubert Hurkacz, puesto que la noche anterior tuvo que interrumpirse la acción por la regla de la hora –con dos sets ya a su favor–y en la reanudación se le escapa una manga. Es la primera que cede esta edición y la pérdida responde esencialmente a que el rival ha colocado nada más y nada menos que 33 saques directos; es decir, la mayor cifra que se ha registrado contra él, maestro al resto, desde que el estadounidense Sam Querrey le endosara 31 en 2016.
En cualquier caso, Djokovic refrenda su extraordinaria pericia sobre la hierba y se sitúa a tres peldaños de alcanzar su 24º grande en el territorio que siempre deseó conquistar. “Siento que tengo una gran conexión con esta pista. Me siento cada vez más cómodo y con más posibilidades de ganar aquí”, lanza. “Rublev es diferente a Hurkacz, muy poderoso y muy rápido. No quiero hablar mucho de táctica, me la guardo para mí, pero tendré que estar preparado. Es un top-10 desde hace mucho y busca su primera semifinal de un Grand Slam. Espero que no lo consiga”, prosigue Nole, casi siempre certero. Entre un día y otro, Hurkacz ha dispuesto de un par de bolas de break y atina en una que dilata un poco su crédito; por el contrario, a él se la han esfumado siete oportunidades, pero al desempate no le gana nadie y a la hora de cerrar, no duda.
Lo del serbio y los tie-breaks son palabras mayores. Con los dos que se ha apuntado contra Hurkacz enlaza ya 14 en Grand Slams, cifra insólita en la Era Abierta (a partir de 1968). “En esta pista es prácticamente imbatible, aquí él flota”, describe Feliciano López. Y corroboran los hechos. Una vez más, para tomar nota.
El tercer centenario
Con esta última victoria, Djokovic ya suma 90 en el major londinense en los 100 partidos que ha disputado; esta temporada son 17 seguidas en los Grand Slams, pleno, por lo que está a solo una de la secuencia que firmó el sueco Mats Wilander en 1988, lejos todavía del récord que estableció él mismo (27) en 2021. Acumula 2.189 días sin caer en Londres, 3.655 en la pista central, desde que perdiera la final de 2013 contra Andy Murray; encadena 43 triunfos sobre el tapete verde de la Catedral y 32 en el torneo inglés, desde que fuera bombardeado por Querrey hace siete años. Atrás queda el mismísimo Pete Sampras, 31. Tiene algo (o mucho) de irracional el nexo que ha consolidado con Wimbledon, siendo como es rey de Australia y del cemento.
Solo Roger Federer (119) y Jimmy Connors (102) habían franqueado la barrera centenaria de partidos y ahora lo hace él, amo y señor actual. De alguna forma, contra natura. No es un bombardero de manual ni propone el registro clásico de juego sobre césped; fundamenta su productividad desde la línea de fondo, pero nadie ejerce como el de Belgrado y, además, basta con echar un vistazo al listado de la ATP y examinar las cotas altas para detectar la ausencia de especialistas que sean capaz de hacerle frente. “Creo que la única persona ahora que honestamente puede derribar o molestar a Novak en hierba es Berrettini... En esta superficie necesitas una bomba para conseguir puntos gratis; si no, estás en problemas”, opina desde la distancia el australiano Kyrgios, uno de los pocos que relativamente controla el escenario.
En el top-20, se puede decir que tan solo Taylor Fritz, el propio Hurkacz, Jannik Sinner y Carlos Alcaraz pueden reunir atributos más o menos dignos de la superficie; los dos primeros apurando, y los dos jóvenes siendo advenedizos y todavía con un mundo por descubrir, lejos del oficio que posee él, el hombre que todo lo quiere. Día tras día, Djokovic continúa registrando su nombre en los libros de historia.
NADIE CONTABA CON EUBANKS
En una jornada de abandonos, porque al de Haddad Maia se añadió en el cuadro masculino el de Jiri Lehecka ante Daniil Medvedev cuando el ruso ya dominaba por dos sets (6-4 y 6-2), la pincelada sorprendente la aportó el estadounidense Christopher Eubanks. El norteamericano, de 27 años y 43º del mundo, se impuso al griego Stefanos Tsitsipas (3-6, 7-6(4), 3-6, 6-4 y 6-4) y se medirá con el moscovita en la antepenúltima ronda del torneo.
Eubanks, un desconocido para el público que no profundiza mucho en la información sobre el circuito, nunca había llegado tan lejos en un grande ni había ofrecido huellas reseñables en la élite hasta este mes. Sin embargo, logró el título de Mallorca y ahora vive días de gloria en el All England Club, donde sigue ganando adeptos por su simpatía y su progresión. Monteiro, Norrie, O'Connell y ahora el griego han pagado su inesperado despegue veraniego.
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