La esterilización voluntaria no se menciona en la ley sobre anticonceptivos
El tema de la esterilización voluntaria es noticia estos días, a raíz de la ley de Despenalización de los Anticonceptivos. De hecho, el artículo que trata someramente el tema se refiere a la esterilización y castración sin hacer grandes distingos, y no ha sido tocado por el proyecto de ley aprobado en las Cortes el pasado día 7 de abril. El Grupo parlamentario Socialista, según se desprende del informe de sus asesores jurídicos, al que ha podido llegar EL PAÍS, y de las declaraciones públicas de alguno de sus miembros, podría presentar al Congreso un proyecto de ley de despenalización de la esterilización voluntaria para mujeres (ligadura de trompas), o para hombres (vasectomía). Recogería no sólo aquellos casos en que la esterilización se practica como medida preventiva ante posibles riesgos para la salud física o mental de la persona -por ejemplo, según fuentes fidedignas, en buen número de clínicas españolas se practica ya la ligadura de trompas expresamente pedida, cuando han ocurrido dos o tres cesáreas- y un nuevo embarazo puede ser fuertemente peligroso, sino también en aquellos casos en que sea deseada por la pareja que quiere limitar el número de sus hijos.En este sentido, la legislación española se haría pareja a la del mundo occidental, donde esta práctica es cada vez más habitual. En Estados Unidos más de diez millones de hombres han sido vasectomizados, y cientos de ellos sufren esta operación cada año. En Gran Bretaña -según informaba ayer mismo la agencia Efe- aumenta como anticonceptivo, sobre todo en casados con una familia de dos o tres hijos por término medio. Y en países atrasados, con graves problemas demográficos, el Estado limita obligatoriamente las concepciones o aconseja la esterilización. Asimismo se han denunciado algunas veces las campanas de esterilización no declarada contra poblaciones o minorías raciales y las experiencias realizadas por las grandes potencias científico técnicas en medios subdesarrollados.
La vasectomía
Tanto en Norteamérica como en otros países las parejas prefieren cada vez en mayor número la vasectomía a la esterilización de la mujer. En ambos casos la operación consiste en el corte de los canales que conducen el espermatozoide o el óvulo al lugar de la fecundación, pero en el caso de la mujer estas vías son más complejas y además se exige intervenir en el interior del abdomen. Allí serán cortadas y ligadas las llamadas trompas que unen los ovarios y el útero, impidiendo el paso del óvulo. Aunque esta operación lleva más de cincuenta años practicándose y es quirúrgicamente segura, exige anestesia total y entra en lo que podría ser llamada cirugía mayor.La vasectomía, en cambio, es una operación ligera, que dura entre quince y treinta minutos, y que se realiza con anestesia local. Consiste en el corte de los canalitos, llamados vasos deferentes, por los que salen los espermatozoides para unirse con el resto de las materias que constituyen el flumen seminal.
Si las dos operaciones son irreversibles en principio -y por eso en las campañas de información anticonceptiva se insiste tanto en que no deben ser practicadas salvo en el caso de que la pareja esté segura de no querer más hijos-, la vasectomía cuenta con al menos dos maneras de resolver la irreversibilidad. La primera de ellas es la instalación en los vasos deferentes de una valvulita de oro que sería cerrada en su instalación y que bastaría con abrir en el caso en que el hombre esterilizado desee de nuevo hijos. Este procedimiento, que se practica sobre todo en Estados Unidos, tiene como contrapartida el alto precio del mecanismo,
El segundo sistema está relacionado con la existencia de bancos de semen. En una de estas instituciones, el varón que desea ser vasectomizado puede dejar, antes, el semen fértil, que se conserva vivo, a muy bajas temperaturas, hasta quince años. Los bancos de semen, cuya función no se limita a ésta, permitirían la recuperación de una paternidad no deseada años antes, aun cuando hubiera de realizarse por inseminación artificial. En toda Europa y América existen estos bancos, destinados a permitir la paternidad de parejas en las que el hombre es estéril. En Barcelona funciona uno, en el único centro andrológico español.
Confusión
Las más serias vacilaciones sobre el tema se derivan precisamente de la irreversibilidad de la esterilización, pero no sólo. Primero existe la confusión popular entre esterilidad y castración, que en el caso español contagia incluso a la propia ley. La esterilización no varía las características sexuales del individuo ni su conducta. Aparentemente el comportamiento sexual del hombre vasectomizado o de la mujer esterilizada son iguales a cuando eran fértiles, y no varía tampoco su capacidad de goce sexual, que está determinada más por factores hormonales y endocrinológicos, además de los sicológicos, a los que estas operaciones no tocan en absoluto.Otras reservas tienen su base en los tabúes y prohibiciones religiosas. En concreto, la Iglesia católica salió al paso ante las declaraciones de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, que se había mostrado tolerante con algunos casos de esterilización, afirmando la prohibición absoluta y bajo ningún concepto, incluso de tipo de necesidades de salud y riesgos graves. Sin embargo, hace apenas unos meses, la misma Iglesia aceptó como válido el matrimonio realizado por hombres o mujeres estériles artificial y voluntariamente.
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